Tobias Hellwig: Chaitén, un pueblo olvidado

Bueno, algunos se habrán dado cuenta, actualice mi Blog!, ha decidido tratar de mantener viva esta página. Para ello, intentaré de vez en cuando (no quiero ser demasiado optimista) subir algún tema, opinión, fotografía, etc. Espero que sea de el agrado de lo que visiten esta página.

Bien, ahora vamos al tema:

Chaitén, un pueblo olvidado

Estas vacaciones de invierno viajé, lo que no es cosa rara. Esta vez el destino fue Chaitén. Aquel pueblo perdido entre los tantos pliegues que da la costa en la X Región. Ese pueblo que hace un poco más de un año se hizo tristemente conocido. La historia corre más o menos así.

El 2 de mayo del año 2008, tras varios días de pequeños sismos entra en erupción el volcán Chaitén. Este volcán, que la mayoría tenía por cerro, se encuentra a tan solo 10 Km. del pueblo de Chaitén. Junto con la violenta erupción, se ordena una total evacuación del pueblo, que sumaba 4 mil habitantes. La erupción duraba días, semanas, meses y no declinaba. Gran cantidad de cenizas que cayeron en las cercanías del volcán fueron arrastradas por los ríos, como el río Blanco, que fluye a un costado del poblado de Chaitén. Este río comenzó a acumular ceniza, a aumentar se caudal, y como era de esperar, se desbordó. Al desbordarse, y cubrir a casi la totalidad del pueblo con agua, lodo y cenizas, busco un camino hacia el mar, cosa que consiguió por el medio del pueblo. El gran caudal comenzó a arrasar con autos, casa, árboles y todo lo que encontrase en su camino rumbo al mar. Poco tiempo bastó para que el río marcara su definitivo nuevo recorrido, ahí donde antes habían casas, hogares, personas y animales.

Como en el pueblo no se encontraba nadie, nada se pudo hacer. La destrucción ya estaba hecha. Hoy, 27 de Julio de 2009 la erupción sigue en curso, si bien no tan fuerte como en un comienzo, lo suficiente como para darle a este pueblo una sombra, una imagen de lo que es capaz. El Gobierno decidió refundar Chaitén un par de kilómetros más al norte, en Santa Bárbara, donde se considera un lugar seguro y a espaldas del temido volcán.

Chaitén en la actualidad es un pueblo fantasma. Si bien unos cuantos pobladores se niegan a partir, la desolación cubre la ciudad. Es estremecedor observar como el volcán ha acabado con todo a su paso. Casas enterradas hasta el techo en la ceniza, colegios colgando en el agua, autos destruidos por la fuerza de las aguas, calles cubiertas de cenizas, jotes revoloteando en búsqueda de lo que los hombres dejaron atrás, ceniza y más ceniza. Un par de retroexcavadoras intentan evitar algo peor, aunque la destrucción ya está hecha. La decisión ya está tomada, Chaitén no será reconstruida en su actual posición, pero es imposible abandonar todo lo que tontos hombres levantaron a costa de sudor y esfuerzo. Es imposible abandonar tantos hogares que no fueron llevados por las aguas. Familias completas dejaron todo atrás, pero volverán, sus hogar es Chaitén, independiente del estado en que esté. Con o sin agua potable, tendido eléctrico, la gente volverá, y queda mucho por hacer. Por ahora, el Volcán sigue humeando, paciente, observando, preparándose para una nueva arremetida o para quedarse dormido por otros 9 mil años y despertar sorprendiéndonos a todos, tal como ha estado haciéndolo los últimos 15 meses.