La pequeña vivienda situada en la colina tenía una panorámica espectacular. Bien lo sabía este hombre que disfrutaba casi siempre el hermoso paisaje que lo rodeaba. Pero una expresión extraña expresaba el rostro de este abandonado ser aquella soleada mañana. Su respiración empañó el vidrio por el cual miraba, pero no tuvo fuerzas para levantar el brazo y limpiarlo, sino que apoyó su cabeza en contra de la ventana. Una lágrima broto de sus ojos mientras pensaba en lo equivocadas que fueron sus decisiones pasadas. El siempre había amado a una hermosa muchacha, pero prefirió guardarse aquel impulso que consideraba excesivo. Ahora, solo en el mundo, lloraba para desahogar la rabia que sentía. Un pájaro detuvo su vuelo en una rama frente a la ventana. Lo miró fijamente para darse cuenta que no era solo un pájaro, sino un ángel que le traía consolación. Se sintió mas alegre al ver a este inesperado visitante, pero la pena que sentía no se borraría de un día para otro. Continuó con su rutina por muchos meses, hasta que un día se despertó con un extraño presentimiento. Esta extraña fuerza lo envolvió durante todo el día, hasta que recibió un llamado. Se le informó que la mujer con que siempre soñó había fallecido. Ya era muy tarde para disculparse por todos los sufrimientos. Desde aquel día nunca mas habló, nunca más salió de la casa y nunca más disfrutó de la naturaleza. Unos días después murió de pena, pero pasaron días antes que alguien lo encontrase.
Este cuentito es muy diferente al resto pero hay que variar...
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Tobias Hellwig Wendler
"Nadie prueba la profundidad del río con ambos pies"
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